

¿Lo estábamos haciendo realmente todo bien? ¿Estábamos satisfechos con cómo iba direccionada la comunicación interna? Esas dudas fueron comunes. Inquietudes esenciales para juntarnos entre todos y ser parte del paso más importante: volver a sorprendernos.
Llegamos a ese día, ese momento que nos reúne para mirarnos desde dentro, para fuera. La Fundación Texo se convirtió en un espacio de complicidad y comodidad para canalizar los puntos de algidez laborales propios, y de equipo colaborativo. Y es así como empieza este camino, con un taller participativo entre todas las áreas que conforman la familia de Lupe.
Siendo fieles a la cultura de AIC (Agencia Integral Contemporánea), instalamos una conversación abierta y vertical. Formamos grupos con un representante por cada rol dentro de la agencia: medios, ejecutivos de cuentas, redactores, community managers, diseñadores y directores.
¿Los clichés para el caché?
Esa sinergia tan mencionada en el rubro, nosotros la vivimos. Cuando cada participante se involucró con ganas y desde la experiencia diaria de su cargo, dió un pilar para que todo fluya mejor colaborativamente.
A través de la equidad y un límite de tiempo como toda buena actividad educativa con esencia lúdica, los grupos armaron su prototipo deseado por un bien común.
El bien común: una enumeración de pasos para la optimización del tiempo, la creatividad, y la calidad del trabajo grupal. El resultado fue increíble; volvimos a conocer esa magia tan única de sorprendernos.
De la sorpresa, a la acción
En varios pósit los grupos iban presentando sus modelos “ideales” de Procesos Digitales. Sin darse cuenta que no eran solo ideales. Esa mejoría para todos, era realizable.
Los Procesos Digitales que parecían de ensueño, los estábamos volviendo una realidad. Y algo aún mejor: una vez presentados nos dimos cuenta que “algo” estaba ahí como siempre decimos. Las conclusiones de cada grupo eran comunes, y ese “algo” era un trayecto a recorrer más tangible, con mucho potencial porque tenía representación. Los Procesos Digitales son nuestros, los hacemos nosotros y nos involucramos todos.
Una mayéutica revitalizante
Entre risas íbamos leyendo los pasos presentados por grupos. Estábamos muy sorprendidos por las similitudes que tenía cada Proceso Digital deseado. Nos volvimos a ordenar otra vez, y con mayor uniformidad para hacer un solo modelo ideal. El prototipo final, bien refinado cual pieza de cerámica. En formato “cadáver exquisito”, dimos vida a un Frankenstein colorinche hecho de los pósit grupales; que a votación fuimos destacando de a uno. El camino se armó, con los pasos que hicimos juntos.
Con la vista hacia arriba y rostros de satisfacción, estaba ahí, completamente tangible. Dimos vida al camino a una comunicación efectiva e involucrativa. Lo que parecía una hermosa coincidencia de perspectivas comunes, nacidas en una conversación como tarea de taller: ahora es parte vital de nuestro trabajo. Eso, nos encantó.
¿Todo listo?
Hace unas semanas, nos encontramos con más de diez de nuestros clientes en la cafetería Alzati. Un lugar cálido, distinto a una sala de reuniones tradicional, ideal para lo que queríamos generar: una conversación amena y, aún más importante, transparente sobre cómo trabajamos y cómo podemos hacerlo mejor.
La parte más valiosa de la creatividad muchas veces no está en las propuestas deslumbrantes, sino en hacernos las preguntas correctas. Entre ellas, hay una que brilla con luz propia: “¿Qué tal si…?”. Esta pregunta no solo sugiere una idea, sino que invita, de forma implícita, a abrir la mente y los brazos a lo nuevo; busca complicidad, provoca un feedback inmediato y es justamente ahí donde el diseño cumple un rol fundamental.
Para nosotros, la creatividad empieza con preguntas y en esta jornada nos dimos el tiempo de escuchar las respuestas, en este artículo te contamos todo lo que vivimos ese día que, al mismo tiempo, fue el punto de partida para presentar el nuevo rol de Mavi Cañete como Coordinadora Digital de la agencia.

¿Por qué no?:
Otra pregunta que vista a través del diseño está llena de optimismo y puede ser transformadora, especialmente si buscamos una nueva forma de hacer las cosas.
Con esa intención nos sentamos a conversar con nuestros clientes y le presentamos el nuevo proceso digital de Lupe, dividido en 9 pasos. Más allá de la estructura, lo importante era invitarlos a observar y cuestionar todo, como también lo hicimos nosotros. Desde el primer momento, nuestra intención fue clara: no mostrar un producto cerrado, sino compartir un proceso vivo, en evolución.
Lo hicimos paso a paso, literalmente. Los participantes caminaron junto a nosotros por las nueve etapas de nuestro nuevo flujo de trabajo, y dejaron su opinión en cada paso.
El ejercicio fue tan visual como simbólico: un recorrido lleno de papeles de colores que revelaban no sólo la percepción de nuestro trabajo, sino también el vínculo de confianza que venimos construyendo con cada cliente.
Nuestra forma de pensar es nuestra forma de hacer.
¿Qué es lo que realmente necesitan nuestros clientes? Plantearnos esto pone en práctica nuestra filosofía Heartwork. Entender que el propósito de existir de las grandes marcas son las personas, empezando por la nuestra. Personas que necesitan apoyo, claridad, estructura; que toman decisiones también desde la emoción, que construyen confianza en los detalles, y que también nos dan la oportunidad de crecer junto a ellas.
“Diseñar es un acto de confianza”
“Asumir este nuevo rol en Lupe no se trata sólo de coordinar tareas o sistematizar procesos. Para mí, significa ver más allá de lo inmediato. Significa cuidar los espacios donde se genera confianza tanto con el equipo como con los clientes, incluso en lo invisible: una minuta bien hecha, un mail claro, un paso intermedio que parece pequeño pero que sostiene mucho.
Significa también dar al equipo un marco estructural que no ahogue la creatividad, sino que le dé lugar para crecer. Y la estructura no necesariamente es rigidez o una rutina aburrida; es seguridad y respaldo para crear sin miedo. Es saber que hay un orden que nos sostiene para poder jugar y seguir inspirándonos”
– Mavi Cañete.

Nuevas oportunidades
En el taller reafirmamos algo que sentimos cada vez con más fuerza: el diseño no es un área dentro de la agencia, es nuestra forma de ver el mundo. Y cuando trabajamos con personas que se animan a opinar, a cuestionar, a proponer, se abre una posibilidad enorme: crecer. El feedback es un regalo, sí. Pero también es un acto de valentía.
Queremos que este artículo inspire eso.
- Más apertura para dar y recibir.
- Más empatía para escuchar sin juicio.
- Más optimismo para entender que siempre se puede mejorar.
Esta es una invitación abierta: a mirar el trabajo con otra sensibilidad, a poner a las personas en el centro de nuestras decisiones.
¿Y ahora?
Obviamente el broche de oro se hizo en casa, con nuestra gente. Sumamos más alegría a la celebración de nuestro aniversario número 21. Capaz sea que por ejercer la creatividad le encontramos incluso una forma muy filosófica a este nuevo comienzo; cumplimos una edad adulta difícil. Tan unidos estamos a Lupe que compartimos la experiencia compartida dentro esta edad bisagra, siempre reflexiva. Así maduramos juntos, y finalmente los Procesos Creativos que construimos, estaban ahora en nuestras manos. Unas herramientas hechas a medida para seguir apasionándonos. Tenemos el gran privilegio de trabajar de lo que amamos, sin dejar de inspirarnos un solo día.
Si querés conocer más sobre nuestro producto digital dale un vistazo a: https://www.lupe.com.py/marketing-contenidos/
Si te interesa saber más sobre diseño centrado en las personas dale un vistazo a: https://www.lupe.com.py/el-impacto-del-diseno-en-la-economia/