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Por Leticia Ferro

De colección a legado

La Fundación Texo para el arte contemporáneo se desprende de un grupo de empresas de comunicación de Paraguay, capitaneadas por José Daniel Nasta, destacado publicista paraguayo quien desde una edad temprana inicia su camino por el coleccionismo del arte. ¿Cómo inició esta extensa colección? Con el cuadro Bosque en llamas de Ricardo Yustman, el primero de la colección que nunca imaginó gestionar.

“Mi decisión de coleccionar se dio sin darme cuenta. Tomé conciencia, por ejemplo, de que cuando estaba un poco nervioso iba a visitar una galería de arte y los cuadros me bajaban los decibeles de tensión”, declaró en una entrevista.

“El coleccionista es un lector de tiempos, un explorador que detecta y recoge las expresiones de la historia y las intuiciones de lo por venir. De ahí el carácter muchas veces anticipatorio del ejercicio de coleccionar. Una colección es un conjunto de narrativas distintas puestas en relación por el coleccionista, quien puede descubrir cruces que podrían quizás haber pasado inadvertidos en su época. La intención del coleccionista no es solo acumular sino dar significado a las piezas que reúne, o bien abrir la colección al juego de sentidos que pudieran ensayar diversos curadores a partir de ella. Una colección permite múltiples abordajes, según la mirada de quien la trabaje”, decía parte del texto curatorial de Adriana Villagra de la exposición El Viaje del Ojo (2017), que parte de un concepto de Daniel Nasta, en un recorrido por los 50 años de su colección.

Bosque en llamas, pintura de Ricardo Yustman. Esta fue la primera obra que dio origen al acervo constitutivo de la Fundación Texo, a partir de la colección privada de Daniel Nasta.

Con el arte como norte

Deseando legar ese patrimonio a su comunidad, e impulsado por Vivianna Dioverti, es que decide transferir sus preciadas obras -y crear- Fundación Texo en 2016: un museo y centro cultural enfocado en el arte moderno y contemporáneo. “Con este espacio, una colección de arte que antes era privada ahora se abre al público, para todos los habitantes y visitantes de Asunción” manifestó Martín Nasta, vicepresidente y miembro del equipo inicial de la Fundación. Es así como la inauguración de la Fundación Texo supuso que la ciudad gane un nuevo espacio para el arte.

La meta: mostrar la producción artística paraguaya a través de sus exponentes más destacados y poner a Paraguay en el mapa del arte global. Daniel Nasta nunca tuvo la ambición de generar una colección numerosa, pero el artista Bernardo Kransniansky le enseñó el gesto de acercarse al arte, perder el miedo, adquirir obras valiosas y significativas, sean estas nacionales o extranjeras. Es así como fue reuniendo objetos con una curaduría personal, lo que dio pie a esta importante colección que hoy tiene su sede en el centro de Asunción.

La idea, sin embargo, no era nueva para el grupo, que desde 1985 ya tenía una visión que valorizaba el arte entre sus actividades. “Si mal no recuerdo veníamos hablando con mi papá y mis hermanos sobre esta idea desde el 2013. Leo Elizeche, un amigo, constantemente me insistía con que averigüe sobre como podría ayudarnos una fundación con los esfuerzos en torno a la cultura y el arte que ya existían en el grupo. Creo que no le terminé de hacer caso al proyecto hasta que pude visualizar mejor los esfuerzos, y eso me pasó en dos ocasiones: una, cuando llevamos la muestra “Maestros del Arte Popular e Indígena del Paraguay” a Francia. Fueron 30 piezas de lo que fue la “Selección 2” que desarrollamos con Fredi Casco y mi hermana María, de la que también participaron Fernando Allen y Renate Costa. La exposición fue una parte de la muestra de Fredi en la Casa de America Latina. Y la segunda ocasión, fue cuando conocí museos muy distintos a los que había conocido con anterioridad en otras partes del mundo; primero el de Xul Solar y luego la Galeria Foam. Ahí me di cuenta que no hacía falta tener un museo gigantesco para poder tener algo que esté bueno. La idea de mostrar arte paraguayo a un publico más amplio terminó de materializarse cuando Daniel decidió pasar su colección de arte a esta nueva iniciativa”, narra Martín.

La muestra “Maestros del Arte Popular e Indígena del Paraguay” llevó 30 piezas a Francia.

José Daniel Nasta, Bernardo Krasniansky y Fredi Casco en el Contar el Arte de Krasniansky. Octubre del 2016.

Materializar la contemporaneidad

Desde sus inicios, la Fundación Texo se ha constituido en una referencia museográfica en la ciudad de Asunción, donde está establecida, más concretamente en las alturas de la colina Santa Catalina del tradicional barrio San Roque.

El edificio, diseñado por los prominentes arquitectos paraguayos Gloria Cabral y Solano Benítez -del Gabinete de Arquitectura- resguarda una impresionante colección que abarca arte textil paraguayo, pinturas, grabados, esculturas, fotografías, videoarte, dibujos, diseño industrial y otros medios.

La vanguardista estructura plantea un lenguaje arquitectónico acorde al contenido del edificio, con un impresionante caudal de luz y una riqueza de espacios geométricos y modernos, nada obvios. La técnica constructiva propia del tándem creativo, hace uso del ladrillo, la piedra y el cemento con la ya acostumbrada impronta del Gabinete de Arquitectura.

Guía para la creación de una marca

En el 2017, se mostró la exposición El Viaje del Ojo. Se pueden apreciar las proporciones, el protagonismo de la luz y los materiales en la creación arquitectónica que alberga la colección de la Fundación Texo para el Arte Contemporáneo.

Caminos que convergen en el arte

En palabras de Fredi Casco, director artístico de la Fundación Texo, las experiencias exitosas de Selección Texo y un contexto de escasez de iniciativas privadas (con referentes destacados como el Museo del Barro y el Museo de Arte Sacro) e inversiones corporativas en lo artístico en Paraguay, hizo que el trabajo acumulado en la materia por el grupo Nasta, se cristalizara de esta manera.

Para Martín Nasta, generar mayores y nuevas conversaciones en torno al arte son el norte de los esfuerzos. Para ello, se desarrollan tres programas centrales: Mostrar el arte, Contar el arte y Pensar el arte. “Queríamos concentrar todas esas cosas en programas claros bajo un solo paraguas. Ya existían la responsabilidad social, el coleccionismo, y el mecenazgo; solo había que convertir eso en programas”, detalló Casco al respecto.

Las misiones de la Fundación Texo son tres: la primera es seguir la veta coleccionista que propone Daniel Nasta. “La segunda, es sorprender al publico con propuestas que amplíen lo que esperan del arte, presentando ideas de temas amplios y distintos como fotografía, diseño industrial, arquitectura, cine, etcétera Y la tercera, invitar a otras personas e instituciones a que nos ayuden a hacer esto realidad a lo largo del tiempo”, comenta Martín Nasta.
Fundación Texo además, cuenta con una editorial que produce libros, catálogos de arte, fotolibros y afiches, en las disciplinas antes citadas. Es decir, no solo es una institución física si no también un hub dinámico de promoción del arte paraguayo a través del mecenazgo, coleccionismo, conservación, difusión, investigación y proyección de la producción contemporánea.

“Mito del laberinto”, libro recopilatorio de las obras de Bernardo Krasniansky. La Fundación Texo no es solo una institución física sino también un hub dinámico de promoción del arte paraguayo mediante la difusión e investigación de la producción contemporánea.

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Transitar en palabras

Contar el arte, además de ser uno de sus programas emblema, se constituyó en un espacio referencial del arte nacional en los últimos años por el dinamismo, la variedad de temas y por las figuras que pasaron por la Fundación para hablar de su trabajo y su historia.

El formato de entrevista, llevado a cabo por Fredi Casco, director creativo de la Fundación y artista visual, hace posible una gran diversidad de disparadores y contenidos de interés para un gran público, que, de acuerdo a la herramienta de escucha de redes sociales implementada en la fase inicial de investigación previa a la constitución de la marca, contaba con un enorme interés en el arte en la plataforma Facebook.

Sin embargo, el grupo de génesis de la Fundación detectó pocos espacios de información al respecto. ¿Por qué no aprovechar el vacío para generar un lugar vivo de generación de información sobre el arte nacional? “Estábamos apuntando a las exposiciones, a crear productos audiovisuales o culturales. Pero no teníamos eso de poner un micrófono enfrente a la gente para que la Fundación viva regularmente en el calendario anual artístico de Paraguay. Tambien, hacer capacitaciones periódicas, herramientas para entender el arte hoy”, subraya Martín Nasta.

Para él, era importante hacer que institucionalmente haya una misión, visión y valores que se ejecuten para que haya relación entre las cosas. Es así como fueron materializándose los ejes dinámicos principales que necesitaban una identidad visual poderosa, efectiva y reconocible.

Tanto productos mensuales más dinámicos como Contar el Arte, como exposiciones, capacitaciones como Pensar el Arte, u otras manifestaciones culturales tenían una necesidad de verse reflejadas en un diseño gráfico que pudiera transmutar los valores institucionales, dándoles una visibilidad.

Primera edición de Contar el Arte, con José Daniel Nasta como entrevistado. Septiembre, 2016.

Moldeando la identidad gráfica

Con un rumbo claro en el camino de la gestión cultural y el quehacer artístico, la Fundación se encontraba entonces con otro desafio: el de darle una propuesta visual al ambicioso proyecto. Para hacerlo, se convocó un equipo multidisciplinario amplio y diverso, que buscó -a través de múltiples encuentros, talleres y jornadas de trabajo- para lograr un branding con pregnancia, solidez y modernidad.

Para crear la marca museo de la Fundación Texo, unieron fuerzas el equipo de la institución, el de la agencia Lupe y el de Memetic.Media. El equipo fue conformado por Lupe (Martín Nasta, Lulú Cuevas, Hernán Rodas y Ricky Ovelar), Fundación Texo (Daniel y Martín Nasta y Fredi Casco) y Memetic Media (Alejandro Valdez y Juan Heilborn).

“Lo más interesante del proceso fue el hecho que nos tomamos el tiempo para el desarrollo, ese branding implicaba mucho de investigación. En una primera instancia recuerdo que el brief, el trabajo de investigación y estrategia que se hizo implicaba de alguna forma desarrollar la conversación sobre arte en la sociedad, teniendo en cuenta que, en ese entonces, la conversación no era profunda (..) A partir de ahí empezamos con encontrar ese equilibrio entre el punto de vista del artista y la interpretación, y el punto de vista del receptor. De cómo se vive el arte en ese medio”, reconoció Lulú Cuevas, entonces parte del equipo de la agencia de comunicación Lupe.

Para Martín fue clave pensar en una iconografía de marca, y seguir la cuarta corriente del branding. Con una hoja de ruta hecha sobre la esencia de la marca, uno de los disparadores fue pensar qué es lo contemporáneo, para definir esta nueva marca que estaba naciendo.

Sinergia conjunta

El punto de partida surgió desde el design thinking, la comunicación con memes y el branding cultural. La sinergia entre estos equipos de trabajo dio como resultado una marca gráfica funcional en “un mundo de alta presión icónica y visual, como es el de los centros culturales, museos e instituciones de arte”, en el decir de Alejandro Valdez, diseñador de Memetic.Media.

“El aporte en la creación de la marca fue la facilitación del espacio de cocreación entre las partes, la aplicación de una metodología de comunicación que pudiera identificar claramente las necesidades del proyecto, colocando a las personas y comunidades en el centro”, detalla el profesional, y añade: “Esto permitió una libertad experimental, en tanto los objetivos trazados estaban claros para las partes, potenciando así el proceso creativo y la calidad en la ejecución final”.

Es decir, Memetic.Media no solo colaboró en gestar la marca como tal, sino que además pudo facilitar el proceso creativo cooperativo, viendo el rol de cada parte, y realizando -con la metodología de trabajo basada en la comunicación- encuentros para que el proceso creativo se articule de manera fluida entre las personas participantes de esta génesis.

Pensar este proceso desde el branding cultural supuso nuevos desafíos para el grupo de trabajo conformado, que debía pensar en el arte como eje de tracción. La construcción de la marca de la Fundación Texo debía no solo indroducir a un nuevo actor al circuito, sino posicionar un grupo de programas y proyectos ambiciosos, nunca antes propuestos de esta forma en el entorno artístico paraguayo.

El enorme potencial de difusión cultural, además, otorgaba al proyecto una relevancia casi instantánea por lo que era evidente una necesidad de un lenguaje de diseño sobrio, contemporáneo y accesible para un público amplio.

La identidad busca mostrar los espacios donde se desarrolla el arte, representar la interpretación del arte, invitar a ver más allá e interpretar morfología contemporánea.

Tipografía como elemento clave

Las necesidades del proyecto, de pronto, suponieron buscar una voz tipográfica que se encuentre en sintonía con lo que se quería comunicar. La variedad de productos, aplicaciones, programas y proyectos de la Fundación hacía que este fuera un subproceso de creación desafiante en la gestión de creación de la marca visual de la misma. Lupe propuso el desarollo de una tipografía propia como parte icónica del branding. La tipografía podía contener la estética de quien hablaba, con la identidad de la fundación.

La tipografía fue diseñada por Lulú Cuevas y Hernán Rodas de la agencia Lupe y Juan Heilborn de Memetic.Media luego de encuentros con el equipo de comunicación y diseño para consensuar parámetros estéticos, conceptuales y prácticos. Con el innovador concepto que vincula una tipografía asociada al arte, se buscó generar unidad y potencia a todas las piezas comunicacionales de la marca.

De esa manera, la tipografia potencia la identidad de la marca en varios canales, y su versatilidad y facilidad de uso hacen posible que se la utilice sin perder precisión, con consistencia, siendo una herramienta clave para un lenguaje visual lúdico y por supuesto, con la opción de evolucionar a largo plazo en otras aplicaciones.
Podemos apreciar su alta legibilidad, su versatilidad a la hora de aplicarla y además, su carácter moderno, intrínseco al mismo branding desarollado. Prueba de esto son los varios pósters desarollados por el equipo de la agencia Lupe o diseñadores como Mauricio Villamayor.

Poster diseñado por Mauricio Villamayor, a propósito de la creación tipográfica para la Fundación Texo.

Blanco y negro: lienzo y tipografía

De la misma manera en que la tipografía, todo el concepto de la construcción del branding y la identidad de Fundación Texo, se basó en el arte. Como el eje de trabajo central es el arte y su transversalidad, el equipo de Lupe se enfocó en el acto de la creación artística. “El racional del logo se empezó con el momento de la creación del artista representando espacios en blanco como módulos a ser intervenidos (un lienzo, un papel, la materia prima). Por eso se plantearon diseños que son módulos que funcionan por separado y de distintas formas”, reconoció Cuevas.

Para completar este concepto, se tomó una lectura en negativo de la tipografía: prosiguiendo con el concepto del espacio sin llenar es la inspiración del otro, de la persona que visiona la obra de arte. Ver más allá del lienzo o del espacio es necesario para que el hecho artístico se produzca: la obra sin espectador no existe.

El logotipo constituye el punto de partida, con una premisa similar a la del mismo arte contemporáneo: la o el espectador deben “completar la obra”. La presencia tipográfica en el logotipo además le da un carácter moderno.

Es así como este yingyang conceptual se refleja en el logotipo vanguardista, sintético y altamente reconocible que propuso el equipo multidisciplinario de la Fundación Texo y sus colaboradores: el gran número de propuestas culturales, piezas de comunicación y aplicaciones gráficas hace eco de la alta calidad en diseño lograda en el branding de la Fundación Texo para el arte contemporáneo.

El trabajo alcanzado en el branding además permite que se pueda aplicar a distintas piezas transmedia, y que se refleje la profundidad de conceptos analizados en el proceso creativo, así como en la complejidad de vertientes a nivel de programas y proyectos de la fundación. La iconografía refleja el carácter vivo del arte y construye la cualidad dinámica en torno a él. A través de ella, puede entenderse el concepto del museo como un nuevo canal de comunicación.

Es así como un exitoso y complejo proceso de creación multidiscliplinaria dejan como resultado un set de elementos de diseño gráfico modernos, distintivos y sobre todo, que reflejan el espíritu buscado. Un concepto que puede resultar tan ambiguo -como es el del arte contemporáneo-, sirvió de inspiración y norte para lograr un branding sobrio, sólido y creativo que ya forma parte de la identidad visual del arte en Paraguay.

— “De la misma manera en que la tipografía, todo el concepto de la construcción del branding y la identidad de Fundación Texo, se basó en el arte. Como el eje de trabajo central es el arte y su transversalidad, el equipo de Lupe se enfocó en el acto de la creación artística. “El racional del logo se empezó con el momento de la creación del artista representando espacios en blanco como módulos a ser intervenidos (un lienzo, un papel, la materia prima). Por eso se plantearon diseños que son módulos que funcionan por separado y de distintas formas”, reconoció Cuevas.”

Póster para ‘Contar el Arte’ del fotógrafo paraguayo Fernando Allen.

Póster de la muestra de Bernardo Krasniansky con la tipografía sirviendo de lienzo para las obras del artista.